BANANA YOSHIMOTO
Este curioso nombre es el seudónimo de Mahoko Yoshimoto, una novelista japonesa contemporánea. Es hija de Takāki Yoshimoto (conocido también como Ryumei Yoshimoto, reconocido e influyente filósofo en la década de 1960). Además de su famoso padre, la hermana de Banana Yoshimoto, Haruno Yoiko, es una conocida mangaka en el Japón.
Su amor por la naturaleza, influye en su nombre artístico: ama las flores rojas y carnosas del banano, del que extraerá el seudónimo con que se le conoce en el mundo: Banana.
Su estilo, fresco y directo, y los temas que aborda, como el amor, la amistad, la muerte y la soledad, han hecho de cada obra de esta autora un caso literario.
OBRAS PRINCIPALES DE LA AUTORA
La novela con la cual debutó, Kitchen, consiguió un éxito inmediato tras su publicación, lo que le ha valido más de sesenta ediciones sólo en el Japón. Existen dos películas basadas en la obra, una de ellas un filme para la televisión japonesa y la versión cinematográfica producida en Hong Kong en 1997, que tuvo una mayor comercialización. Esta novela la escribió cuando aún estaba estudiando en la Universidad de Nihon, y con ella ganó el premio Newcomer Writers Prize en 1987, y el Izumi Kyoka en \1989.
Su obra la forman además las novelas: N.P. (1992), Sueño Profundo (1994), Tsugumi (1994), Lucertola (1995), Amrita (1997), Sly (1998), La última amante de Hachiko (1999), Honeymoon (2000), H.H. (2001), La pequeña sombra (2002), Presagio triste (2003). Además de novelas, Banana Yoshimoto ha escrito varias recolecciones de ensayos, entre las cuales mencionamos: Songs From Banana Note (1991) e Yume ni tsuite (1994).
Muchos críticos piensan que muchas de sus obras son comerciales y superficiales. Por el contrario, sus muy numerosos seguidores opinan que captura perfectamente el significado de la frustrante vida de los jóvenes japoneses de hoy. Sus novelas pueden ser por momentos superficiales y hasta divertidas, pero siempre están impregnadas de muchos valores de la ideología japonesa.
SUEÑO PROFUNDO
Si se pudiera resumir en una sola imagen la impresión que puede causar la escritura de Banana Yoshimoto en los tres cuentos que componen este libro, ésta sería la de una nevada cuyos copos caen en silencio, blanda y plácidamente, sobre un campo de flores negras. Es raro encontrar un estilo con esa apariencia de sencillez e inocencia y, sin embargo, tan pleno de matices y ensoñaciones. Hay una tristeza consustancial a ese estado somnoliento que aqueja a los personajes de los tres relatos, un hálito tenue que atraviesa las páginas y se incrusta en el estado de ánimo del lector.
La muerte, la carencia de sentido vital, la ausencia del ser querido y la depresión extienden sus dedos hacia las protagonistas y las sumen en un sopor que debe más al plano existencial que al material. Sin embargo, Yoshimoto las describe de una forma casi etérea, dotándolas de una mirada limpia que deriva entre la inocencia y la ignorancia. Toda la atención de la escritora se centra en ellas, no en su entorno. La descripción interior se impone sobre los escasos detalles del exterior, de las casas, de los paisajes.
Tres jóvenes que atraviesan un periodo difícil de su vida son las protagonistas de este bellísimo volumen de la escritora japonesa Banana Yoshimoto. «Sueño profundo», «Los viajeros de la noche» y «Una experiencia», los tres relatos que componen el libro, exploran a través de esas jóvenes los mundos que se abren cuando todo parece desmoronarse y sólo queda el vacío, mundos poblados por sombras que de pronto se hacen presentes en la vida de cada día.
Si Terako, la protagonista de «Sueño profundo», enamorada de un hombre que no puede comprometerse, debe enfrentarse sin su amiga Shiori a una soledad desconocida que la sume en la inmovilidad, Shibami, la narradora de «Los viajeros de la noche», vive en propia piel el extraño dolor que la muerte de su hermano Yoshihiro produce en las dos mujeres que lo quisieron. Por último, en «Una experiencia», Fumi-chan acude cada noche a la somnolencia que le produce la bebida, para quedar aterrada al oír, antes de dormirse, una extraña melodía que, al final, será la que le ayude a salir adelante.
Las tres historias se prestan a una interpretación continua de sus numerosos matices. Aunque a su conclusión todos los relatos pueden llegar a humedecer los ojos del lector sensible, quizás sea "La noche y los viajeros de la noche" el que mayor carga emocional posee. Tanto "Sueño profundo" como "La experiencia" cuentan con un elemento sobrenatural que oscurece el argumento y enriquece su atmósfera, y que las convierte, a la manera oriental, en extraordinarios cuentos de fantasmas.
Quien se acerque a Sueño profundo se encontrará con tres maravillosas piezas cortas repletas de sensibilidad y misterio, dos de las cuales se cuentan sin duda entre los mejores relatos de literatura fantástica publicados en todo el 2006. Es éste un libro que ningún aficionado a ese género debería perderse.