El pasado mes de noviembre se cumplieron cien años de la publicación del primer volumen del ciclo novelesco En busca del tiempo perdido, (1913-1927), considerada como una de las cumbres de la literatura universal.
Sirviéndonos de la semblanzas recogida en el portal literario El poder de la palabra podemos afirmar que esta obra de Proust describe con minuciosidad la vida física y, sobre todo, la vida mental de un hombre ocioso que se mueve entre la alta sociedad. Toda la obra es un largo monólogo interior en primera persona, y en muchos aspectos es autobiográfica. La primera parte, Por el camino de Swann (1913), cuya primera edición fue sufragada por el propio Proust. Cinco años más tarde apareció A la sombra de las muchachas en flor (1919), que resultó un gran éxito y obtuvo el prestigioso premio Goncourt. Las partes tercera y cuarta, El mundo de los Guermantes (2 volúmenes, 1920-1921) y Sodoma y Gomorra (2 volúmenes, 1921-1922), también recibieron una excelente acogida. Las tres últimas partes, que Proust dejó manuscritas antes de su muerte, se publicaron póstumamente: La prisionera (1923), La desaparición de Albertina (2 volúmenes, 1925) y El tiempo recobrado (2 volúmenes, 1927).
La importancia de las novelas de Proust reside no tanto en sus
descripciones de la cambiante sociedad francesa como en el desarrollo
psicológico de los personajes y en su preocupación filosófica por el
tiempo. Cuando Proust trazó la trayectoria de su héroe desde la feliz
infancia hasta el compromiso romántico de su propia conciencia como
escritor, buscaba además verdades eternas, capaces de revelar la
relación de los sentidos y la experiencia, la memoria enterrada que de
pronto se libera ante un acontecimiento cotidiano, y la belleza de la
vida, oscurecida por el hábito y la rutina, pero accesible a través del
arte. Trató el tiempo como un elemento al mismo tiempo destructor y
positivo, sólo aprehendible gracias a la memoria intuitiva. Proust
percibe la secuencia temporal a la luz de las teorías de su admirado
filósofo francés Henri Bergson: es decir, el tiempo como un fluir
constante en el que los momentos del pasado y el presente poseen una
realidad igual.
Proust exploró con valentía los abismos de la psique
humana, las motivaciones inconscientes y la conducta irracional, sobre
todo en relación con el amor.