Raúl Vacas (1971-)
Perdón por el amor que a veces no sé darte y se evapora.
Perdón por recordarte que el silencio existe,
que la mentira es un artículo de moda,
que tus lágrimas son lluvia destilada.
Perdón por enredarme en el ovillo del orgullo
y descuidar la calma y la ternura.
Perdón por no encontrar la frase exacta
que nos salve del frío y la tristeza.
Perdón por destapar el tarro de los miedos
y dejar que aleteen en tus ojos.
Perdón por no creer en el mercurio y en los puzzles,
por los condicionales simples y compuestos,
por el amor de encargo,
por el miedo al presente y al futuro,
por no traer el pan esta mañana,
por olvidar el día de tu cumpleaños,
por soñar a escondidas.
Perdón por no llamar a tiempo.
Perdón por levantar el tono.
Perdón por mi descuido y mi torpeza.
Perdón por no decir perdón.
Poética.
Creo en el poema, como creo en las ninfas azules sin dolor de ovarios, en los cíclopes que se emborrachan los domingos, en los cachorros de pantera y en el país de las corbatas.
Abro cada poema, como un higo maduro, para tratar de adivinar las cosas que no dicen, merodear en sus envases térmicos las huellas y las sombras, el semen de los sueños, la sangre y la cerveza bombeadas noche a noche.
Porque resulta que escribir es capturar, desinfectar, diagnosticar, descifrar y autopsiar todo cuanto está en el límite de nuestros ojos, oídos, labios o tacto, las únicas posibles coartadas para el engaño de las musas, las herramientas que dan forma a una palabra o una lágrima o un beso rojo de mujer. Y aquí no hay fórmulas de agua o mecanismos de reloj que expliquen cuanto pasa. Como tampoco existen muchas veces en la epilepsia de escribir. Tiene razón Antonio Piedra: “la poesía es un proyecto más que una definición y emerge en la conciencia del poeta como un iceberg del que ignoramos volumen y desplazamiento”. Sólo sabemos que es real como la muerte misma y que nos salva y nos condena al mismo tiempo.
Para saber más:
http:// http://www.raulvacaspolo.blogspot.com/
http:// http://www.devacasycastano.blogspot.com/
Abro cada poema, como un higo maduro, para tratar de adivinar las cosas que no dicen, merodear en sus envases térmicos las huellas y las sombras, el semen de los sueños, la sangre y la cerveza bombeadas noche a noche.
Porque resulta que escribir es capturar, desinfectar, diagnosticar, descifrar y autopsiar todo cuanto está en el límite de nuestros ojos, oídos, labios o tacto, las únicas posibles coartadas para el engaño de las musas, las herramientas que dan forma a una palabra o una lágrima o un beso rojo de mujer. Y aquí no hay fórmulas de agua o mecanismos de reloj que expliquen cuanto pasa. Como tampoco existen muchas veces en la epilepsia de escribir. Tiene razón Antonio Piedra: “la poesía es un proyecto más que una definición y emerge en la conciencia del poeta como un iceberg del que ignoramos volumen y desplazamiento”. Sólo sabemos que es real como la muerte misma y que nos salva y nos condena al mismo tiempo.
Para saber más:
http:// http://www.raulvacaspolo.blogspot.com/
http:// http://www.devacasycastano.blogspot.com/