Tierra grande el mundo, global aldea líquida, temporal y cambiante.
¿Qué hay, compañero impávido, que centellee en tu alma?
El destello de los capitales lo invade todo como una muerte honda y temprana.
Y maldigo el dinero, desierto extremo del alma,
con el estruendo de quien se sabe pobre y sepultado en la mercadería,
subsistiendo, apenas, en la perversidad de esta desolación esclava.
No te fatigaré con más pensamientos de los adeudados por la conciencia,
que es lo que nos queda en herencia, a ti o a mí,
como descarnada rebaja consentida en estos tiempos.
Que los vientos os sean propicios emergiendo nuevos caminos,
que escuchéis los acentos en la dulzura de los que amaron,
que el llanto vertido os cubra en la gloria, que gobiernen los sabios,
ceñido el desmayo robusto de quien en pie continúa.
Lope
Atlas (Rockefeller center – Nueva York – USA)