Te voy a tener que matar
no me queda otro remedio
el día menos pensado
te encuentran cosido a besos.
Ajo
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
Dulce María Loynaz
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Lope de Vega
Amor de mis entrañas, viva muerte,
vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.
Federico García Lorca
Desde nunca te quiero y para siempre,
desde todo y quizá y para siempre,
desde el rotundo rayo que sube por la acequia de las horas
al látigo crecido en mis pupilas ponientes,
veloz mi voz, mi viento:
vértigo de desembocadura
y el más ingrato delta para acabar el viaje.
desde todo y quizá y para siempre,
desde el rotundo rayo que sube por la acequia de las horas
al látigo crecido en mis pupilas ponientes,
veloz mi voz, mi viento:
vértigo de desembocadura
y el más ingrato delta para acabar el viaje.
Hasta la nada espero,
hasta lo lejos de la memoria inútil y el cráter sin crepúsculo,
hasta la duda embriagada de rótulos celestes,
en la fiebre y la luna imantada de agosto.
hasta lo lejos de la memoria inútil y el cráter sin crepúsculo,
hasta la duda embriagada de rótulos celestes,
en la fiebre y la luna imantada de agosto.
Amalia Iglesias
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… ¡eres tú!
Poesía… ¡eres tú!
Gustavo Adolfo Bécquer
Te encontraré
postrada tras una revuelta del otoño
-estandartes de sol helado,
barricadas de hojas secas-
o no te encontraré.
Te encontraré
desnuda frente al mar en el rellano
de una escalera oscura
-y no me atreveré a rozar tu cuerpo-
o no te encontraré.
Te encontraré
sucia de soledad o de heroísmo,
acribillada de pájaros sin vuelo,
inmensa e íntima cual cielo sin heridas.
Te encontraré.
postrada tras una revuelta del otoño
-estandartes de sol helado,
barricadas de hojas secas-
o no te encontraré.
Te encontraré
desnuda frente al mar en el rellano
de una escalera oscura
-y no me atreveré a rozar tu cuerpo-
o no te encontraré.
Te encontraré
sucia de soledad o de heroísmo,
acribillada de pájaros sin vuelo,
inmensa e íntima cual cielo sin heridas.
Te encontraré.
Jorge Riechmann
Asomado al balcón que soy yo porque te amo,
pasas por mis recuerdos
igual que se atraviesa una casa vacía.
Frente a mi soledad
se alza seriamente
un viejo panorama de edificios sin luna:
luces suaves
de esta madrugada
con gente triste y niebla en las glorietas.
Luces brillantes de la madrugada.
Te quedas en Madrid. A mí me esperan
casas cerca del mar,
ese cansancio azul de los hoteles,
los cuartos alquilados
donde alguien ha muerto alguna vez.
No pasarán,
los días,
tan despacio.
pasas por mis recuerdos
igual que se atraviesa una casa vacía.
Frente a mi soledad
se alza seriamente
un viejo panorama de edificios sin luna:
luces suaves
de esta madrugada
con gente triste y niebla en las glorietas.
Luces brillantes de la madrugada.
Te quedas en Madrid. A mí me esperan
casas cerca del mar,
ese cansancio azul de los hoteles,
los cuartos alquilados
donde alguien ha muerto alguna vez.
No pasarán,
los días,
tan despacio.
Pero vendrán las lluvias,
la nostalgia creciendo
como crece el amor en épocas de guerra.
Alguien recordará, seguramente,
el largo invierno del ochenta y seis.
la nostalgia creciendo
como crece el amor en épocas de guerra.
Alguien recordará, seguramente,
el largo invierno del ochenta y seis.
Benjamín Prado
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
Luis Alberto de Cuencacuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
Os lo juro: existe
el amor,
llega
con las manos cargadas
de tempestad,
extiende
sus playas victoriosas
o amargas,
trae
los ríos oscuros,
los ríos
únicos
de la vida:
sí, sálvese quien pueda,
ame quien pueda;
dolor y soledad sólo son sueños
y de todos los sueños se despierta;
encontré una salida al horizonte:
oh, corazón, era tu herida abierta;
oh, corazón herido de canciones
cantando al hombre con su amor a cuestas;
vientres de Buda crucificado… ¡viva!
sí, sálvese quien pueda, ame quien pueda.
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