Aunque veáis este artículo un "poco" largo, no lo dudéis LEERLO y luego leeros el libro.
JORDI SIERRA I FABRA
Jordi Sierra i Fabra (Barcelona, 26 de julio de 1947) es un escritor español, que destaca por la variedad de temáticas y registros en su narrativa, ya que aborda todos los géneros, y porque refleja como ningún otro el castellano que se habla en las zonas del catalán. En los últimos 25 años sus obras de literatura infantil y juvenil se han publicado en España y América Latina. También ha sido un notable estudioso de la música rock desde fines de los años 60. Fue fundador y/o director de numerosas revistas, “El Gran Musical”, “Disco Expres” o “Super Pop”, la última, ya en 1977, cuando había dejado la música por la literatura.
Estamos ante un autor precoz, comenzó a escribir con 8 años y a los 12, escribió su primera novela larga, de 500 páginas. En 1970 abandonó los estudios y el trabajo para profesionalizarse plenamente como comentarista musical. En 2009 ha superado ya los 9 millones de libros vendidos en España. Tiene una extensa obra que en 2010 alcanza los 400 libros escritos y ha obtenido multitud de premios ya sea en idioma español o en idioma catalán, y a ambos lados del Atlántico (Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, Ateneo de Sevilla, Villa de Bilbao, Vaixell de Vapor, Gran Angular, Edebé, Columna Jove, Joaquim Ruyra, CCEI, A la orilla del viento, entre otros muchos). Muchas de sus novelas han sido llevadas al teatro y algunas a la televisión. En 2006 y 2010 ha sido candidato al Nobel de la literatura para jóvenes, el premio Hans Christian Andersen, representando a España. Viajero impenitente, su obra se nutre muchas veces de sus propias vivencias a lo largo y ancho del mundo.
Durante 2004 creó la Fundación Jordi Sierra i Fabra en Barcelona, destinada a promover la creación literaria entre los jóvenes de lengua española. Cada año convoca un premio literario para menores de 18 años. El mismo 2004 impulsó la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra para Latinoamérica con sede en Medellín, Colombia, que atiende a más de cien mil niños y jóvenes cada año.
La literatura de Sierra i Fabra se caracteriza por un uso hábil de los procedimientos narrativos. Su estilo, directo, está marcado por los diálogos, el ritmo, las frases cortas, la intensidad y el suspenso. Su obra, marcada por el compromiso, aborda todos los géneros, ciencia ficción, novela policiaca, historia, poesía, ensayo, realismo crítico, etc. En muchos de sus libros incide en temas duros, habitualmente poco dados e, incluso, censurados en la literatura para jóvenes.
Sierra i Fabra ha sido traducido a dos docenas de idiomas y según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de 2002, forma parte de uno de los diez autores más leídos en los centros educativos. Muchos de sus libros superan los cien, doscientos o trescientos mil ejemplares vendidos, siendo Campos de fresas, con más de 600.000, su mayor éxito.
Este mes os lo recomendamos. Pero si queréis acercaos un poco más al autor, no dudeis en pasar por la Biblio del Mor de Fuentes. ¡Tenemos en depósito un gran número de obras de este autor!
Campos de fresas
Os presentamos Campos de fresas, una de esas novelas que el profesor de lengua suele sacarse de la chistera cuando pretende mostrar los peligros que se esconden detrás de las drogas de diseño. En esta novela se muestra con claridad lo difícil que puede resultar ese baile con la muerte, en el que está en juego nuestro propio pellejo, aunque sus protagonistas no sean conscientes. El hecho de que la narración se aproxime a un hecho real debería servir de suficiente revulsivo, puesto que puede dejarte en la cuneta, fuera de la carrera de la vida para siempre. Pese a la crudeza de la narración, el autor se confabula con el lector para mostrarle que en cada uno de esos fragmentos reales que nos rodean existen vibraciones positivas capaces de enseñarte el lado amable de lo cotidiano: amigos, padres, sueños, amores y experiencias que ofrecen a nuestras emociones vitaminas para seguir adelante.
El autor plantea el argumento de un modo eficaz e inteligente, de manera que penetremos de inmediato en esa realidad terrible, que escoge a uno de los protagonistas, uno sólo es el que sufre las consecuencias, pero todos sufren. Todos los amigos han jugado a la ruleta rusa, pero sólo a Luci le alcanza la bala. El resto siente como se congelan sus entrañas al ver lo que le pasa a su amiga después de tomar éxtasis. Esa pastilla debería producirle una alucinación perfecta, permitirle aguantar el pulso a la noche: de manera que pudiera echarle al cuerpo lo que le venga en gana, facilitarle esa transmutación necesaria capaz de convertir a un joven en un superdotado para la fiesta.
Paco, Ana, Raúl, Cinta, Máximo, Santi y Luci salen una noche de fiesta. Todos asumen el riesgo, todos consumen éxtasis, pero sólo Luci se desploma, víctima de un golpe de calor y entra en coma. A partir de ese momento su vida se paraliza y los arrastra a todos a la vorágine, puesto que el resto se siente culpable. Luci se debate entre la vida y la muerte en una cama de hospital, nadie sabe si en este caso será capaz de ganar esta partida cruel puesto que las reglas del juego las dicta la muerte. Eloy, el novio, no puede creérselo y les echa la culpa, sus padres, también. Al hospital acudirá hasta su amiga Loreto, aunque esta última ni siquiera sepa cómo debe cómo ayudar a Luci, si ni ella misma es capaz de salir de la cárcel de su cuerpo. Nadie la escucha pero Luci es capaz de oírlos a todos. Ella siente su desánimo, ella escucha. La partida con la muerte se mantiene en tablas y no sabe qué hacer porque es fácil el abandono. Luci puede oír todo lo que sucede a su alrededor, percibe el dolor de sus padres, de su hermana, de su novio o de sus amigos; sin embargo, la proximidad de la muerte es tan real, tan inminente, que le impide pensar con claridad. El lector siente con horror como las dudas la debilitan.
Los personajes se mueven en una atmósfera delirante: El doctor Pons siente que cada instante que pasa se va clavando un poco más el cuchillo ardiente que cercena el cuerpo adolescente. Les pide una muestra de lo consumido a los chicos, pero ellos no tienen ninguna, así que continúa dando palos de ciego. El inspector, por su parte, recaba información y va estrechando el cerco sobre el Moscas, “el camello”, quien a su vez pide cuentas al que le suministra la droga. A este sólo le importa el beneficio, las muertes no le amilanan. La prensa también estrecha el cerco. El coma anónimo puede convertirse en una primera plana, sobre todo si se consigue una foto impactante que escupa la agonía de la joven. Sólo Eloy despierta. Un estúpido azar consume a su novia, pero él no se rinde. Al final todos se confabulan y buscan al "camello", si consiguen una muestra de éxtasis tal vez puedan salvar a Luci.
El tiempo es el tiempo de la agonía, del coma de la joven, un tiempo fragmentado que sirve para contar lo que sucede en el inconsciente de Luci, pero también... recorre el avance de la investigación policial, las pesquisas de los jóvenes, la angustia de unos padres. El espacio no es importante, aunque sí es importante mostrar la atmósfera en la que se mueven los personajes: el ambiente psicodélico de la discoteca, por ejemplo. Los diálogos se desenvuelven con sencillez, con un lenguaje fluido y cercano, tampoco altera el curso de los acontecimientos las descripciones de los protagonistas son breves y precisas, algunas apenas se esbozan, de manera que no alteren el pulso de los acontecimientos.
El autor consigue nuevamente un estilo rápido y eficaz que logra mantener en vilo al lector. Es significativo como se capta el sentimiento de angustia, de claustrofobia que contrasta con la indecisión de la protagonista, cuya lentitud se adecúa plenamente a la situación. Con ese juego de contrapuntos, Jordi Sierra consigue mantener la emoción, acelerar el pulso del lector, cuyas corazonadas sólo se disipan en el último aliento de la obra.
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