"Hay quien lee libros tratando de encontrarse en ellos. (...) Hay también quien lee libros como se lee un manual de instrucciones: para entender la lógica de las cosas. (...) Hay quien lee un libro como se lee en secreto un diario ajeno, para contemplar otras experiencias y habitarlas como si fueran propias. (...) Hay quien lee un libro como se lee una carta de un restaurante: con hambre y con necesidad a veces, otras por el puro placer de hacerlo. Y hay quien lo hace como el que encuentra, en el transcurso de una mudanza, una carta de amor de la adolescencia y vuelve a leerla: para volver a sentirse bello. Hay también quien, sin saberlo, lee libros como se leen las escrituras sagradas: para encontrar un sentido a la vida. (...) Hay también quien lee para escapar de la realidad, aunque esta, obcecada, termina siempre por darnos alcance, aunque, a veces, el lector termine por convertirse en personaje de ficción: el ingenioso hidalgo que pasaba las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, hasta que la fantasía se le llení de tal manera, que eran verdad todas las invenciones que leía".
Yo no sé a que grupo de todos estos pertenezco, solo se que necesito LEER, que cada minuto que aparentemente tengo libre, cojo un libro y LEO, que con un ansia feroz devoro libros y me transporto a otros lares, que aprendo, recuerdo , encuentro sentido a muchas cosas, maduro, enloquezco, desnudo almas, encuentro la mía, pierdo la noción del tiempo, el sentido del día y la noche... yo sólo se que antes dejaba todas estas sensaciones para las vacaciones, ahora necesito sentirlas día a día.
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