Hola a tod@s. Aquí os dejamos las próximas novedades para la biblioteca. Esperamos que os gusten y que haya para todos los gustos. Ahí van:
García Montero, Luis, "Casi cien poemas", ed. Hiperión.
Kertész, Imre, "Sin destino"
Los misterios que tiene la vida son inescrutables. Vivimos de determinada manera sin imaginar que, de pronto, todo puede cambiar y lo que antes guardaba cierta armonía pasa a dejar de tenerla o a abrigar otro tipo de unidad dentro de la babel que se presenta. Cuando de repente todo da una vuelta se busca afecto, comprensión, entendimiento o, por lo menos, una palabra de aliento y se encuentra casi siempre, cuando se encuentra, en quien menos se piensa y en quien se cree que se hallará, no se halla. Los misterios de la vida también están en esto...Hemos visto infinidad de películas con este tema, leido la misma cantidad de literatura al respecto, pero Sin destino de Imre Kertész, es otra cosa. Parte de su maestría consiste en que el tema está tratado con una distancia y objetividad sorprendente (sin desgarramientos ni sentimentalismos. Imre Kertész estuvo en un campo de concentración a los 15 años, sus abuelos maternos murieron en el Holocausto nazi y sus abuelos paternos fueron asesinados bajo el régimen comunista de Rákosi), además desvela una filosofía que se introduce desde los primeros renglones en nuestro espíritu, una filosofía de vida...Estamos en Budapest un día de 1944 y György Köves, un adolescente de 14 años, se encuentra con la "noticia" de que en su camisa o saco debe de existir siempre una estrella amarilla con la que puede circular por la calle hasta las ocho de la noche, nada más. Su padre tiene que "abandonar a la familia" porque es asignado a trabajos obligatorios y percibe que "los años felices y despreocupados de la infancia habían terminado" para él a partir de ese momento, sin imaginar lo que vendría poco tiempo después: compartir el destino común de los judíos durante la segunda guerra mundial, como le dice su tío Lajos en cuanto despiden a su padre y él se queda con su madrastra (aunque tiene a su madre, pero sus padres están separados).La vida prosigue y nuevas leyes se proclaman para los judíos, el adolescente húngaro tiene que ponerse a trabajar, es una obligación que le es comunicada en una nota: "György Köves, joven aprendiz, se le ha asignado un puesto de trabajo permanente". Un día caluroso se levanta temprano para ir al trabajo y, a poco tiempo de dejar "atrás las últimas casas de los suburbios, al cruzar el pequeño puente que lleva a la isla Csepel", el autobús frena de repente y una voz "desde afuera, mandaba apearse a los judíos que se encontraban en él. 'Seguramente será para revisar los pases de frontera y permisos', pensé". Sin imaginar lo que realmente sucedía (sólo sabían que irían a trabajar a otro lado), después de algunos días de viaje en tren y casi sin agua, los pasajeros llegan a una estación desconocida: campos de concentración... en un libro magistral del ganador de este húngaro ganador del premio nobel.
Hija ilegítima de un rico hombre de negocios, Mariam se cría con su madre en una modesta vivienda a las afueras de Herat. A los quince años, su vida cambia drásticamente cuando su padre la envía a Kabul a casarse con Rashid, un hosco zapatero treinta años mayor que ella.
Casi dos décadas más tarde, Rashid encuentra en las calles de Kabul a Laila, una joven de quince años sin hogar. Cuando el zapatero le ofrece cobijo en su casa, que deberá compartir con Mariam, entre las dos mujeres se inicia una relación que acabará siendo tan profunda como la de dos hermanas, tan fuerte como la de madre e hija. Pese a la diferencia de edad y las distintas experiencias que la vida les ha deparado, la necesidad de afrontar las terribles circunstancias que las rodean —tanto de puertas adentro como en la calle, donde la violencia política asola el país—, hará que Mariam y Laila vayan forjando un vínculo indestructible que les otorgará la fuerza necesaria para superar el miedo y dar cabida a la esperanza.
Casi dos décadas más tarde, Rashid encuentra en las calles de Kabul a Laila, una joven de quince años sin hogar. Cuando el zapatero le ofrece cobijo en su casa, que deberá compartir con Mariam, entre las dos mujeres se inicia una relación que acabará siendo tan profunda como la de dos hermanas, tan fuerte como la de madre e hija. Pese a la diferencia de edad y las distintas experiencias que la vida les ha deparado, la necesidad de afrontar las terribles circunstancias que las rodean —tanto de puertas adentro como en la calle, donde la violencia política asola el país—, hará que Mariam y Laila vayan forjando un vínculo indestructible que les otorgará la fuerza necesaria para superar el miedo y dar cabida a la esperanza.
Segunda parte de los Pilares de la Tierra.
El día después de Halloween de 1327, cuatro niños se escabullen de ciudad de Kingsbridge. Son una ladronzuela, un abusón, un pequeño genio y una niña que sueña con ser médico. En el bosque ven como dos hombres son asesinados. Al crecer, sus vidas se verán entrelazadas a causa de la ambición, el amor, la codicia y la venganza. Conocerán la prosperidad y el hambre, enfermedades y guerra. Uno de los chicos viajará por todo el mundo para terminar volviendo a casa, mientras que el otro se transformará en un noble poderoso y corrupto. Una chica desafiará al poder de la Iglesia medieval y la otra perseguirá un amor inalcanzable. Pero siempre vivirán bajo la alargada sombra del asesinato que presenciaron de niños en aquel profético día. El Mundo sin Fin es la secuela de Los Pilares de la Tierra, pero no importa en qué orden las leas. El segundo libro está ambientado en la misma ciudad, Kingsbridge, pero tiene lugar doscientos años después.
Onni Rellonen, director gerente de una empresa en quiebra, cuyo matrimonio ha caído en la apatía ya definitiva, ha decidido suicidarse. El fracaso en los negocios y en los proyectos familiares es la chispa que puede prender la mecha de un suicidio. Contribuye a su decisión, en gran medida, el paisaje. Los bosques de Finlandia, que Arto Paasilinna conoce tan bien (fue guardabosques), así como sus pueblos y ciudades, su clima, parecen marcar un tono propicio a la negación de la vitalidad. La novela, a modo de contrapunto, se abrirá con la descripción de esa fiesta de la sensualidad y el esplendor que es el solsticio de verano. Desde la primera página, Paasilinna nos llevará unas veces hacia los estados depresivos, de negación y tristeza, y otras hacia una alegría y un desenfado que causarán, cuanto menos, extrañeza.
Hasta aquí todo parece verosímil, razonable, ajustado a la realidad, pero la vocación de Paasillinna es forzarla para alumbrarla desde otra perspectiva.
¿Es posible el suicidio en grupo? La novela bien podría haber partido de una reducción al absurdo de este planteamiento. Cuando Rellonen coincida con otros aspirantes a suicidas, ya intuimos que este viaje al suicidio tiene billete de vuelta. No por presentido el desenlace, deja de tener interés el nudo. Los tristes suicidas finlandeses se embarcan en un viaje en autobús que los llevará al Cabo Norte de Noruega, a Suiza y, finalmente, hasta el portugués Cabo de San Vicente, atravesando Francia y España, un viaje en el que se reconcilian con sus vidas y su tierra por el camino de alejarse temporalmente de unas y otra. Después del largo viaje, su autoestima se ha visto reforzada gracias a la fraternidad, y la distancia les ha otorgado una renovada perspectiva sobre sus problemas, que ahora les parecen nimios.
Con un estilo ligero y desenvuelto, siempre al borde del humor negro, Arto Paasillinna extiende un acta de defunción de la sociedad occidental y al mismo tiempo reivindica su fe en la comunidad de los humanos. Hay un ambiente de fin de fiesta en este Delicioso suicidio en grupo: una crítica a menudo expresa del consumismo, de la publicidad, de las relaciones basadas en el intercambio monetario. Llegando de un país en el que se ha construido uno de los más sólidos estados del bienestar, esta visión invita a reflexionar acerca de las taras de un sistema institucional que proporciona recursos, pero sigue dejando la iniciativa social en manos de los poderes de la economía capitalista, en detrimento de la iniciativa y sociabilidad de las personas, esas caretas, esos suicidas, esos vividores.
Hasta aquí todo parece verosímil, razonable, ajustado a la realidad, pero la vocación de Paasillinna es forzarla para alumbrarla desde otra perspectiva.
¿Es posible el suicidio en grupo? La novela bien podría haber partido de una reducción al absurdo de este planteamiento. Cuando Rellonen coincida con otros aspirantes a suicidas, ya intuimos que este viaje al suicidio tiene billete de vuelta. No por presentido el desenlace, deja de tener interés el nudo. Los tristes suicidas finlandeses se embarcan en un viaje en autobús que los llevará al Cabo Norte de Noruega, a Suiza y, finalmente, hasta el portugués Cabo de San Vicente, atravesando Francia y España, un viaje en el que se reconcilian con sus vidas y su tierra por el camino de alejarse temporalmente de unas y otra. Después del largo viaje, su autoestima se ha visto reforzada gracias a la fraternidad, y la distancia les ha otorgado una renovada perspectiva sobre sus problemas, que ahora les parecen nimios.
Con un estilo ligero y desenvuelto, siempre al borde del humor negro, Arto Paasillinna extiende un acta de defunción de la sociedad occidental y al mismo tiempo reivindica su fe en la comunidad de los humanos. Hay un ambiente de fin de fiesta en este Delicioso suicidio en grupo: una crítica a menudo expresa del consumismo, de la publicidad, de las relaciones basadas en el intercambio monetario. Llegando de un país en el que se ha construido uno de los más sólidos estados del bienestar, esta visión invita a reflexionar acerca de las taras de un sistema institucional que proporciona recursos, pero sigue dejando la iniciativa social en manos de los poderes de la economía capitalista, en detrimento de la iniciativa y sociabilidad de las personas, esas caretas, esos suicidas, esos vividores.
Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor –y único– amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo.
Con un fino sentido del humor, Murakami ha escrito el conmovedor relato de una educación sentimental, pero también de las pérdidas que implica toda maduración. Tokio blues supuso el reconocimiento definitivo del autor en su país, donde se convirtió en un best seller.
Con un fino sentido del humor, Murakami ha escrito el conmovedor relato de una educación sentimental, pero también de las pérdidas que implica toda maduración. Tokio blues supuso el reconocimiento definitivo del autor en su país, donde se convirtió en un best seller.
Estamos ante un caso extraño de novela negra. No sólo no hay detectives en ella, sino que aquellos que investigan hacen todo lo posible por no resolver el caso. O mejor dicho, por no resolverlo de la manera equivocada. Estamos en Palermo y Amalia Sacerdote, hija del poderoso Antonio Sacerdote, ha sido asesinada. El principal sospechoso es Manlio Caputo, hijo de un diputado. Y Michele Caruso, director de la RAI, tiene la patata caliente entre sus manos. De lo que diga o deje de decir en su telediario dependerá el verse favorecido o aplastado por una densa red de intereses criminales, políticos, financieros y periodísticos.
En un mundo post-apocalíptico los niños sanos son el bien más escaso y las mujeres que todavía son fértiles una minoría. Ambos se convierten por tanto en la mercancía más preciada. Los primeros tienen valor por sí mismos, las segundas en la medida en que todavía demuestren su capacidad para producir. Como todo bien escaso los bebés se convierten en un símbolo de status y por lo tanto se hace necesario regular estrictamente el acceso a los mismos. Por otra parte, no debe permitirse que una característica tan aleatoria como la fecundidad pueda convertirse en fuente de poder para las mujeres que la posean, por lo que lo más sensato es transformarla en todo lo contrario, en una cadena a la que vincular su supervivencia. Primera medida, impedir a las mujeres el trabajo remunerado; segunda medida, despojarlas de todos sus bienes (incluidos por supuesto los hijos ); tercera medida, prohibir totalmente la lectura y la escritura así como el acceso a cualquier fuente de información; cuarta medida, recluirlas en centros de educación, sólo para mujeres, donde puedan estar protegidas de su mayor enemigo, el hombre, y donde puedan ser instruidas para el cumplimiento de su misión sagrada, tener hijos que aseguren la supervivencia de la especie.
Todo acto sexual que no tenga como fin exclusivo la reproducción queda prohibido. A la mujer se le plantean tres alternativas: convertirse en esposa; formar parte de la casta de las criadas, cuya supervivencia depende de la capacidad para engendrar o ser enviada a campos de confinamiento para las no-mujeres. La protagonista de la novela elige la segunda opción; se la despoja de su nombre y pasa a ser llamada Defred, es decir, de la casa de Fred, el comandante al que debe servir como criada, procurando engendrar un hijo que será entregado a la esposa del mismo. Como ser valioso que es, recibirá una adecuada alimentación, se le permitirá un rato de paseo diario acompañada siempre por otra mujer de su misma casta y deberá ir cubierta de arriba abajo por un largo vestido rojo que la identifique, la cabeza cubierta con una ancha toca que le impida mirar y ser mirada.
Se enfrentará, como todas las mujeres de su casta a una mezcla de envidia, adoración y desprecio, debatiéndose entre la opresión, el miedo y el ansia de libertad, espoleada por el recuerdo de un pasado en el que todavía era libre y desde el que era incapaz de imaginar un futuro como el que está viviendo.
Todo acto sexual que no tenga como fin exclusivo la reproducción queda prohibido. A la mujer se le plantean tres alternativas: convertirse en esposa; formar parte de la casta de las criadas, cuya supervivencia depende de la capacidad para engendrar o ser enviada a campos de confinamiento para las no-mujeres. La protagonista de la novela elige la segunda opción; se la despoja de su nombre y pasa a ser llamada Defred, es decir, de la casa de Fred, el comandante al que debe servir como criada, procurando engendrar un hijo que será entregado a la esposa del mismo. Como ser valioso que es, recibirá una adecuada alimentación, se le permitirá un rato de paseo diario acompañada siempre por otra mujer de su misma casta y deberá ir cubierta de arriba abajo por un largo vestido rojo que la identifique, la cabeza cubierta con una ancha toca que le impida mirar y ser mirada.
Se enfrentará, como todas las mujeres de su casta a una mezcla de envidia, adoración y desprecio, debatiéndose entre la opresión, el miedo y el ansia de libertad, espoleada por el recuerdo de un pasado en el que todavía era libre y desde el que era incapaz de imaginar un futuro como el que está viviendo.
Últimamente la narrativa se ve inundada de textos referentes a la Guerra Civil Española. Ante este auge son muchas las voces que se alzan bien para celebrarlo o para recordarnos que después de tantos años la palabra “reconciliación” sea aún tan difícil de aceptar. Pero libros como Los girasoles ciegos nos ofrecen unas lecturas fascinantes que, lejos de soliviantar sensibilidades, vienen a poner de manifiesto que es necesario conocer la historia para entender el presente y proyectar el futuro. Los girasoles ciegos es un libro de cuentos articulado a lo largo de cuatro historias- cuatro derrotas, dice el autor- que transcurren entre el período quizá más duro de la posguerra, que va desde 1936 a 1942, y que siendo totalmente independientes están hábilmente entrelazadas entre sí. Sus personajes son seres vencidos. Seres que se encuentran en un camino sin retorno recorriendo una senda de dolorosa entrega e ignorantes de en qué momento su ya maltrecha existencia dará de bruces contra el polvo.
El primer relato, o primera derrota, nos habla del capitán Alegría. Oficial del ejército fascista, Carlos Alegría se rinde a los republicanos cuando las tropas golpistas están entrando en Madrid. Postura que, lógicamente, no es entendida por ninguno de los dos bandos, pero que el oficial explica que toma, entre otras muchas razones aparentemente arbitrarias, porque sus correligionarios no querían ganar la guerra, sino matar al enemigo. Su entrega le acallará la mala conciencia de haber sido miembro de un ejército que, para vencer, ha tenido que cometer tantas atrocidades y crímenes Como dice Ramón Pedregal a propósito de una reseña sobre el libro: “El capitán Alegría es un Bartleby que cuestiona la norma de aquellos con los que vive y no puede abandonar su visión de lo que ocurre”.
La segunda derrota, quizá el relato más logrado y sobrecogedor de los cuatro, nos cuenta el breve periplo de un joven poeta que huye de los vencedores hacia las montañas asturianas en compañía de su mujer embarazada. En medio de la soledad y el frío la muchacha da a luz a un niño y muere tras el parto. A través de un diario íntimo, donde el adolescente deja escrito su miedo, se nos va poniendo en antecedentes de la vana lucha que emprende el joven padre para salvar la vida de su hijo.
El tercer relato, o tercera derrota, gira alrededor del soldado republicano Juan Serna. Cuando el presidente del tribunal que debe juzgarle y su mujer se enteran de que el soldado enemigo conoció y vio morir a su hijo (un ser abyecto que fue fusilado por sus múltiples delitos) le conminan a que hable y hable sobre ese hijo. Intentando arañar unos días más a la existencia, convierte al joven traidor en el héroe que quieren los padres. Mas la impostura pronto le asquea y cuenta la verdad. Verdad que indefectiblemente le llevará a la muerte.
La historia, o la cuarta derrota, que cierra el libro transcurre en la opresiva vida cotidiana del nuevo régimen. En ella se habla de Ricardo. Un “topo” al que toda la familia protege entre miedos y silencios. Desde el armario en el que vive encerrado contempla impotente y horrorizado el acoso libinidoso que sufre su mujer por parte de un diácono, profesor del hijo del matrimonio. El final es dramático y desolador.
El primer relato, o primera derrota, nos habla del capitán Alegría. Oficial del ejército fascista, Carlos Alegría se rinde a los republicanos cuando las tropas golpistas están entrando en Madrid. Postura que, lógicamente, no es entendida por ninguno de los dos bandos, pero que el oficial explica que toma, entre otras muchas razones aparentemente arbitrarias, porque sus correligionarios no querían ganar la guerra, sino matar al enemigo. Su entrega le acallará la mala conciencia de haber sido miembro de un ejército que, para vencer, ha tenido que cometer tantas atrocidades y crímenes Como dice Ramón Pedregal a propósito de una reseña sobre el libro: “El capitán Alegría es un Bartleby que cuestiona la norma de aquellos con los que vive y no puede abandonar su visión de lo que ocurre”.
La segunda derrota, quizá el relato más logrado y sobrecogedor de los cuatro, nos cuenta el breve periplo de un joven poeta que huye de los vencedores hacia las montañas asturianas en compañía de su mujer embarazada. En medio de la soledad y el frío la muchacha da a luz a un niño y muere tras el parto. A través de un diario íntimo, donde el adolescente deja escrito su miedo, se nos va poniendo en antecedentes de la vana lucha que emprende el joven padre para salvar la vida de su hijo.
El tercer relato, o tercera derrota, gira alrededor del soldado republicano Juan Serna. Cuando el presidente del tribunal que debe juzgarle y su mujer se enteran de que el soldado enemigo conoció y vio morir a su hijo (un ser abyecto que fue fusilado por sus múltiples delitos) le conminan a que hable y hable sobre ese hijo. Intentando arañar unos días más a la existencia, convierte al joven traidor en el héroe que quieren los padres. Mas la impostura pronto le asquea y cuenta la verdad. Verdad que indefectiblemente le llevará a la muerte.
La historia, o la cuarta derrota, que cierra el libro transcurre en la opresiva vida cotidiana del nuevo régimen. En ella se habla de Ricardo. Un “topo” al que toda la familia protege entre miedos y silencios. Desde el armario en el que vive encerrado contempla impotente y horrorizado el acoso libinidoso que sufre su mujer por parte de un diácono, profesor del hijo del matrimonio. El final es dramático y desolador.
Benedetti, Mario, "Antología", Alianza Editorialo, 2002
Poesía social y comprometida, coloquial o conversacional, son algunas de las fórmulas asumidas por la crítica para enmarcar el discurso poético de Mario Benedetti. Vigorosa, sustancialmente veraz, polémica, nutrida de los temas que hacen la cotidianidad, incluso aquella que de manera dramática ha caracterizado nuestra historia más reciente.....
Esperamos que os gusten y ya sabeis si no quereis ser como ellos (beeee!!!), LEED!!
nos parece excelente la idea de crear un blog para la biblioteca fomentandoo la lectura juvenil mas que todo en estos tiempos que se lee tan poco . un saludo
ResponderEliminarhippysouls 3b JC & cl
Gracias por los ánimos. En ello estamos. Esperamos que os gusten las iniciativas que irán apareciendo en el blog.Un saludo
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