IES José Mor de Fuentes

miércoles, 25 de marzo de 2015

DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA. POEMAS INÉDITOS

Con motivo del Día Mundial de la Poesía celebrado el 21 de marzo, publicamos algunos poemas inéditos escritos por poetas poetisas contemporáneos. La primavera se convierte en el mejor escenario donde entonar las voces líricas de estos creadores. Su eco llegará hasta nuestros hogares. 

Agradecemos a la revista digital El cultural por brindarnos estas pequeñas joyas artísticas, preciadas por su calidad y por lo difícil que resultaría descubrirlas por alguna otra vía.

Que lo disfrutéis.



Elena Medel

Templo de la transformación de la sabiduría 

El amor que conozco se parece a este templo. Apenas destaca
su exterior, y el interior se cubre con tejas de esmalte negro
de la dinastía Ming. La guía -un volumen antiguo, en el que no figuran
horarios de visita a monumentos ante los que retratarse,
finge la sonrisa, finge que te lo estás pasando bien- advierte
que su nombre popular es Templo Negro, más exacto,
sin poesía.

Conozco el amor igual que conozco este edificio
al que los turistas se acercan después de visitar otros
de mayor importancia. La guía -un volumen antiguo,
en el que no figuran los nombres
de los hombres que nunca lo hacen, finge la sonrisa, finge
que te lo estás pasando bien- advierte
que su nombre popular es Templo Negro, más exacto,
sin poesía.

El último libro de Elena Medel (1985) es 'Un día negro en una casa de mentira' (Visor), que recoge toda su obra poética publicada hasta la fecha.




Berta García Faet

Primer poema sobre Jimena 

cuando jimena era una niña 
                                    (ahora está a punto de tener una niña y
aún no lo sabe),
lloraba mucho por las noches
pensando que su madre, algún día, moriría

cuando jimena me cuenta que, cuando era niña, lloraba mucho por las noches
pensando que su madre, algún día, moriría, 
                                                                    veo, ayer, a aquella jimena
que aún no conozco
llorando desconsoladamente,                inundando
desconsoladamente

todos los ríos de Colombia, 
todos los ojos de todos los caballos que jimena-niña arrulla,
todos las selvas de Colombia,
todos las bocanadas de limoncello que jimena-niña cultiva
como flores de
marihuana

y cuando jimena me cuenta que, cuando era niña, se moría de pena 
al pensar, durante más de diez segundos seguidos,
que carmen,
algún día,
moriría,

me veo en ella 
                 aunque aún no he nacido 
y sorbo el té azul 
                 que me ha regalado
y absorbo el sol
                 que, muy despacio, llovizna

sobre la Barcelona veloz de mi sueño dulce y del sueño dulce de
                                                                                           jimena

y cuando jimena me cuenta que, cuando era niña, lloraba mucho por las noches
porque había creído que su madre era inmortal y, finalmente, alguien le dijo
que se equivocaba, 

sé que, algún día, escribiré un poema
sobre este momento 
tan triste o
íntimo
y sé que este momento tan triste o
íntimo 

nos une,
        jimena,
hasta la muerte

hasta sus muertes 

Berta García Faet (Valencia, 1988) es autora de 'Manojo de abominaciones', 'Night club para alumnas aplicadas','Introducción a todo' y 'Fresa y herida'.



Teresa Soto

Metales

Con qué roce me tocas,
con qué gesto me recoges
del suelo,
tierra y tela.
Me levantas
y me vuelves a coger.
Soy un arma 
y me afilas
me sacas brillo
esta es nuestra guerra.

Porque tú tuviste el hierro
entre la piel y el hueso,
tú tuviste la plata y el oro
y nada te convirtió 
en santo,
nada te salvó de
perder un país
ni de perder un lugar donde sentarte
un pan que comer.
Voy a ti 
para sanarte del oro
para cuidar la pérdida,
abrazar tu exilio.

Sentada a la mesa
la envidia en su silla
mirándonos 
tiesa como un palo
implacable
adivina algo.
No vamos a comer, no.
Cerramos la boca.
Cerramos todo.
Pero ella adivina,
sabe del hambre,
lo sabe,
grande como Líbano.

Teresa Soto ganó el Premio Adonais en 2007 por 'Un poemario'. Es autora de 'Erosión en paisaje'.



Sofía Castañón

Lo habitual era
llegar a aquella ciudad e imaginar los pasos
de quien llegó antes. De quien le dio nombre,
de quien pensó aquí un árbol, aquí esta calle
que tenga nombre de río. Aquí esta calle
que tenga nombre de poeta.
Lo habitual era
llegar a la ciudad nueva y pensar también
en las otras huellas. [Di nombres de ciudades.
Di nombres de amores en esas ciudades]
Arqueología inmediata. Seguir un rastro.

Pero no llegar a una ciudad
y preguntarse por los pasos que aún no son.
Que serán. Si habrá esta luz a esta hora
al final de esta semana cuando ya una no esté.
Si al abrirle a la ciudad las juntas que le cierran
el grito de los años y las calles y los fundadores
y los poetas que las cantan; si al abrirle las juntas
se oirá lo que parece se oye
cuando me acerco en silencio
y le digo aguanta ahí, aguanta así,
al menos unos días, quédate como estás.

Sofía Castañón (Gijón, 1983) es autora de 'Animales interiores', 'Últimas cartas a Kansas', 'Tiempu de render', 'Culpa de Pavlov' y 'La sombra de Peter Pan'. Ha realizado el documental 'Se dice poeta'.





María Gómez Lara

Don Quijote caído

otra vez estrellado contra el suelo:


me duele la espalda me tallan los huesos 

cómo tragar más polvo me pregunto      cómo moverme aquí sin escudero tendré que quedarme entonces quedarme quebrado quedarme cascado tanto suelo tanto tanto que van a llamarme quizás el caído caballero el de la triste figura aquí pegado a la tierra qué más da 


sé que estas son aventuras de los andantes caballeros y este será un capítulo en mi larga historia de eso no queda duda la pregunta       es ahora       qué hacer con las heridas las cortadas los raspones 


dónde ensamblar el cuerpo cómo levantarme cómo seguir andando el caballero roto

con qué fuerza lograr cargar mis armas oxidadas 

donde cabrán los molinos los gigantes


los vi te digo que los vi ahí estaban lo juro y fue ese sabio encantador los transformó otra vez les salieron astas a los brazos que venían a atacarme 

fue el sabio encantador para dañar la aventura de este pobre hidalgo una vida sin matices
un gris sin explosiones 


mis ojos vieron lo que pudieron les pesaba el hidalgo miraba Don Quijote 


y el sabio encantador no supo que los cambiaba porque quería pelear       y dónde los dejo ahora       qué hacer con tantos brazos tantas piernas enormes tantas cabezas agitándose 


yo Don Quijote de la Mancha quería ser el héroe de una batalla libresca y lo soy lo soy lo soy cascado Yo Don Quijote de la Mancha aunque me arda la piel 


iba a blandir mi espada a salvar a la doncella 

iban a ir los gigantes a llevarle mi victoria 

escribirían sobre mí los autores de esta historia 

las famosas aventuras de Don Quijote de la Mancha el más valiente el más enamorado 


era fácil transformar molinos en gigantes lo difícil fue al revés       pero es que el sabio me sigue para jalarme el hidalgo       a mí a Don Quijote armado caballero lo difícil fue volver 
cómo volver ahora me habrán quemado los libros       y aparecer de nuevo 
roto deshecho quebrado 


fue ese sabio encantador por sabotearme: 


yo no quería estas astas que me pesan encima

yo iba a reemplazar el aire por el fuego

María Gómez Lara (Bogotá, 1989) es ganadora del último Premio Loewe de Creación joven por 'Contratono'. Es autora del poemario 'Preguntas para el azar'.





Pablo Fidalgo

Porto Palo di Capo Passero

Abubakar se sienta a nuestro lado en la playa.
Está con todos sus compañeros, pero él nos busca.
Miran, día tras día, el mar por el que llegaron a Sicilia.
Italia los aloja en un hotel del pueblo. Son trescientos.
Alguien les roba su paga de cada día
y el pueblo no quiere que estén aquí.

Abubakar tiene quince años.
Cada día llegan hombres y mujeres al hotel
y adoptan a los más pequeños.
Llegan, eligen, pagan y se van.
Pregunta si nosotros lo adoptaríamos.
Yo le digo que no es tan fácil, pero sería fácil.
Podría ser fácil.
Después caminamos hasta el puerto.
El barco en el que llegó está allí, partido en dos.
Quiere ir al norte de Italia, a Milán, allí no roban, dice.
Soy un refugiado político, dice.
Pienso, Abubakar, que tú eres quien menos necesita ser adoptado,
que tienes fuerza para sacar tu vida adelante
y lo digo para salvarme.

Después un hombre nos lleva a la isla.
En la isla, un huevo de gaviota.
Es el momento exacto del nacimiento.
Es la guerra por nacer de un ave.
Los sonidos, la pelea, la cabeza que golpea.
Es la guerra por nacer de Abubakar.
Es la guerra de nuestro amor por nacer.
Ellos vienen de la guerra. ¿De dónde vengo yo?

Yo no te adopto, pero te bendigo.
Yo no te llevo conmigo, pero te recuerdo.
La luz de este inverno es un milagro
como lo es haber nacido así.

Pablo Fidalgo Lareo (Vigo, 1984) es autor, entre otros libros, de 'La educación física', 'La retirada', 'El tiempo de las tragedias absurdas' y 'Mis padres: Romeo y Julieta'.





Hasier Larretxea

Que nadie de pasos por ti.

Que nadie ponga en tu boca 
mariposas que dejaron de elevarse
hasta la clara mañana de la primavera
que abre ventanas, 
que despliega el amanecer de las cuevas 
y las ciénagas.

El movimiento suave y leve de la naturaleza.

El peine del viento que ordena
las praderas y las estacas.

Que nadie se interponga entre tú y esa visión
de las cosas. Que ninguna voz
suplante la tuya. Que ninguna palabra
se escurra de tus firmes manos.

Que tú seas camino y destino.
Que sólo recordemos el rumor de tu paso.

Tus restos, ese viento primaveral.
Todo aquello que no pudimos retener.

Que la llama viva de tu luminosidad
sea la mecha que pende cada día
sobre nuestro pensamiento elevado 
por el rumor,
por el clamor 
de nuestros pasos elevados al puerto,
ese nuevo caminar que no teme
a estos tiempos de caminos embarrados. 

Que esos pasos que no supieron a dónde ir
sean la antorcha que nos guíe
a recordar el camino de vuelta, 
a retomar el sendero ancestral y cristalino,
el caudal interminable del riachuelo de la infancia 
que se erigió entre refugios con paredes de piedra
y el sabor de la tierra húmeda.

Que el poso de nuestra vida 
sea el brillo que ilumine el recuerdo,
el nuestro,
el de nadie más.

Hasier Larretxea (Arráyoz, 1982) es autor de 'Azken bala/La última bala' y 'Niebla fronteriza' (El Gaviero). 





Diego Álvarez Miguel

Eso también era amor 

Y cuando se estiraba, por ejemplo
al esperar frente a un paso de cebra,
como se estiran las cuerdas de los globos
que sostienen los niños en la feria,
yo veía en su cuerpo un arco tenso
al que rogarle por favor que disparara
la precisa y dura flecha que acabase
de una vez por todas con mi vida.

Diego Álvarez Miguel (Oviedo, 1990) ha ganado el XXX Premio Hiperión de Poesía por 'Hidratante Olivia'. Ha publicado 'Un día, tres otoños' y 'Lugares últimos'. 


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