Enrique Vila-Matas, premiado en Italia por Exploradores del abismo.
El escritor español recibe el Gregor Von Rezzori a la mejor obra de narrativa extranjera traducida al italiano
El galardón está dotado con 15.000 euros
El País
Madrid
15 JUN 2012 - 20:03 CET1
Esta tarde, si cabe, el precipicio está más de actualidad todavía. Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), ha ganado la sexta edición del premio Gregor Von Rezzori, que se entrega cada año en Italia a la mejor obra de narrativa extranjera. El galardón está dotado con 15.000 euros.
El libro, traducido al italiano por Pino Cacucci y publicado por Feltrinelli, reúne 19 cuentos que reflexionan sobre el abismo, tanto real, como metafórico. “Vila-Matas pertenece a una raza de caníbales literarios, es decir esos escritores que se nutren de literatura. Sus antepasados son Diderot, Raymond Russell y W. G. Sebald y en cada uno de sus obras ha sido el cronista de escritores que no querían escribir, lectores cansados de la lectura, libros compuestos por páginas vacías e historias de vidas vividas que son ficción pura”, explica el jurado entre las motivaciones del galardón. Los otros finalistas eran Emmanuel Carrère, Jenny Erpenbeck, Damon Galgut, Jón Kalman Stefánsson.
Vila-Matas, cuya estantería ya lucía unos cuantos premios ganados en Italia, ha recibido el galardón de las manos del alcalde de Florencia, Matteo Renzi. En la capital de Toscana el escritor español lleva desde el miércoles, cuando participó en un acto literario en el que leyó su personal homenaje al fallecido autor italiano Antonio Tabucchi que empezaba así: “"Y cuando pienso en los recuerdos verdaderos que Tabucchi y yo compartimos me acuerdo del día en que visité el Museo de las Janelas Verdes de Lisboa y descubrí que alguien, en la sombra, me perseguía y yo no era más que la sombreada sombra de una sombra que seguía a una sombra en el espacio verdadero de un recuerdo veraniego...".
Hace justo unos días Vila-Matas hacía hincapié en que sus obras se están publicando cada vez más en Italia y en que la continuidad en la publicación era precisamente una de las razones por las que se ha hecho conocido en el país transalpino. Aunque, al menos según el jurado del Von Rezzori, hay otra razón más importante: “Su estilo, preciso como un cincel, jamás es superfluo. Parece que tan solo piensa en voz alta, con precisión poética, en los problemas esenciales de un credo literario”.
El libro, traducido al italiano por Pino Cacucci y publicado por Feltrinelli, reúne 19 cuentos que reflexionan sobre el abismo, tanto real, como metafórico. “Vila-Matas pertenece a una raza de caníbales literarios, es decir esos escritores que se nutren de literatura. Sus antepasados son Diderot, Raymond Russell y W. G. Sebald y en cada uno de sus obras ha sido el cronista de escritores que no querían escribir, lectores cansados de la lectura, libros compuestos por páginas vacías e historias de vidas vividas que son ficción pura”, explica el jurado entre las motivaciones del galardón. Los otros finalistas eran Emmanuel Carrère, Jenny Erpenbeck, Damon Galgut, Jón Kalman Stefánsson.
Vila-Matas, cuya estantería ya lucía unos cuantos premios ganados en Italia, ha recibido el galardón de las manos del alcalde de Florencia, Matteo Renzi. En la capital de Toscana el escritor español lleva desde el miércoles, cuando participó en un acto literario en el que leyó su personal homenaje al fallecido autor italiano Antonio Tabucchi que empezaba así: “"Y cuando pienso en los recuerdos verdaderos que Tabucchi y yo compartimos me acuerdo del día en que visité el Museo de las Janelas Verdes de Lisboa y descubrí que alguien, en la sombra, me perseguía y yo no era más que la sombreada sombra de una sombra que seguía a una sombra en el espacio verdadero de un recuerdo veraniego...".
Hace justo unos días Vila-Matas hacía hincapié en que sus obras se están publicando cada vez más en Italia y en que la continuidad en la publicación era precisamente una de las razones por las que se ha hecho conocido en el país transalpino. Aunque, al menos según el jurado del Von Rezzori, hay otra razón más importante: “Su estilo, preciso como un cincel, jamás es superfluo. Parece que tan solo piensa en voz alta, con precisión poética, en los problemas esenciales de un credo literario”.
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