Eso es terrible, una fatiga mortal, un lecho chirriante.
Me despierta a golpes la puerta de ese cerro reducido a polvo
y prisionero, es idéntico a mí, un jadeo riendo, y prisionero.
Sin duda este fango infernal eructa demonios y enfermedad.
La cabeza aprendiendo vanidad y enredándose con gente astuta.
Hastían los poetas que mienten y las gentes de opiniones.
Queremos enamorarnos y olvidar, escapar del mundo volando
y sudar hasta molernos los huesos para no pensar más mundo.
Somos chusma sin espíritu, carne, tiritamos de frío sobre el mar
y la lengua cobarde y la voluntad en inmundicia despreciada.
Pero también sabemos amar las cosas y a la asquerosa calumnia
y a la serpiente abultada y a los embusteros y a la embadurnada rata.
Somos chusma indigna, tragamos todas las cosas repugnantes.
Pero aun conservamos nuestra propia ley, el hambre.
Queremos sabios, a los señores del desierto, nuestros iguales,
sobreponernos en su batalla y combatir en secreto, a plena luz,
brotando de nuestros padres, en un látigo, si es necesario.
Lope
(Rueda de prisioneros de Vicent Van Gogh)
No hay comentarios:
Publicar un comentario